Otoño, la vida crece aceptando su devenir, dejándose y soltándose.
En este momento de mi vida, ¿qué he de soltar, dejar marchar para poder abrazar?
El P. Miguel Márquez nos habla del Desasimiento:
http://www.ivoox.com/desasimiento-p-miguel-marquez-carmelita-descalzo_md_901647_1.mp3″ Ir a descargar
Santa Teresa de Jesús escribe sobre el Desasimiento:
El Caminante (Herman Hesse)
“Las hermosas aguas siguen bajando, blancas y azules, por la montaña parda, y cantan la vieja canción, y el viejo arbusto está lleno de mirlos. Ninguna trompeta resuena desde la lejanía, y la gran época consiste de nuevo en días y noches llenos de encantos, y en mañanas y tardes, mediodías y crespúsculos, y el paciente corazón del mundo continúa latiendo. Cuando nos tendemos sobre el prado con el oído pegado a la tierra, o nos asomamos al agua desde el puente, o contemplamos largamente el cielo claro, podemos oír este corazón grande y tranquilo de la madre, cuyos hijos somos nosotros.
Un día llegará la paz con el último agotamiento, y la maternal tierra me acogerá en sus brazos. No será el fin, sino un renacimiento, será el baño y el sueño en que desaparece lo viejo y marchito y empieza a respirar lo joven y nuevo.”
“Esperaré a que crezca
el árbol y me de sombra Pero abonaré la espera con mis hojas secas. Esperaré a que brote el manantial y me de agua. Pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas. Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine. Pero sacudiré mi noche de postraciones y sudarios. |
Esperaré a que llegue
lo que no se y me sorprenda. Pero vaciaré mi casa de todo lo conquistado. Y al abonar el árbol, despejar el cauce, sacudir la noche y vaciar la casa, la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza.” (Benjamín González Buelta, sj.) |
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